Nikola Tesla (1856–1943)




nació en Similjan, en la actual Croacia. Fue físico, matemático, inventor, e ingenieroeléctrico. Su genio le permitía memorizar libros completos y realizar mentalmente complejos cálculos matemáticos. En 1884 emigró a los Estados Unidos, donde trabajó para Edison, quien lo estafaría. En 1887 construyó el motor de inducción de corriente alterna y trabajó en los laboratorios del magnate Westinghouse, donde concibió el sistema polifásico para trasladar la electricidad a largas distancias. En 1893 consiguió transmitir energía electromagnética sin cables, construyendo el primer radiotransmisor.

Tesla era un gran científico e inventor, pero un pésimo en relaciones públicas y empresario. Su ambición era llevar a la humanidad a un nuevo estado de progreso. Pronto anunció un sistema para suministrar energía a millones de hogares de forma casi gratuita. Esto no cuadraba con los intereses de su “benefactor”, Westinghouse, para el que hasta el momento los inventos de Tesla habían sido un buen negocio que le había reportado grandes beneficios. Estas nuevas intenciones harían peligrar la rentabilidad del negocio eléctrico, por lo que tanto Westinghouse como el resto de las compañías condenaron a Tesla al ostracismo. Este proyecto, que le llevó a la ruina, se basaba en ciertos principios que decían que era posible que la electricidad viajara por aire sin una perdida significativa de energía. Estos principios son los mismos que hoy permiten la transmisión inalámbrica que utilizamos cotidianamente en un control remoto normal o en un teléfono móvil.

Afirmando trabajar en un modo de llevar información de forma inalámbrica a todos los rincones del mundo, Tesla logró recabar el apoyo de uno de los más grandes millonarios de la época, J. P. Morgan, que le dio 150.000 dólares. Éste le dotó de un laboratorio en Nueva York y Tesla comenzó su proyecto Wardenclyffe, la construcción de una torre de 65 metros de alto que pudiese hacer llega la electricidad a millones de hogares. Empero, ante la falta de resultados inmediatos, puesto que en realidad no estaba haciendo el trabajo para el que le había pagado, Morgan dejó de financiarle y rompió con él definitivamente cuando Tesla le reconoció que en lo que estaba trabajando en realidad era en su viejo proyecto para suministrar energía gratuita para todo el mundo.


La teatralidad de la que Tesla hacía gala para presentar sus experimentos, los fenómenos extraños (para los demás) que se producían en las zonas cercanas a su laboratorio (explosiones, haces de luz), y su falta de discreción (una vez comentó que había obtenido señales de radio procedentes de Marte, otra que era capaz de producir un rayo de energía que partiera el planeta tierra en dos, etc.); unidas a que se estaba convirtiendo en un elemento incómodo para las industrias eléctricas, le granjeó fama de científico loco, de visionario peligroso en quien no se podía confiar.

“Invitado” a marcharse de NY, se instaló finalmente en Colorado Springs. Tuvo que esperar a las estribaciones de la I Guerra Mundial para intentar recabar apoyo del gobierno de los EEUU, proponiéndoles ingenios bélicos basados en sus descubrimientos. En este contexto aparece el llamado “Rayo de la muerte”, que según Tesla proponía al presidente Wilson sólo debería ser utilizado defensivamente. Aseguraba haberlo probado de manera muy satisfactoria en 1908. Mientras su amigo Robert Peary intentaba el hito de ser el primero en llegar al Polo Norte, le anunció que le saludaría mediante una señal durante el camino. Envió uno de sus rayos al oeste de donde se suponía que Peary se encontraba, pero éste volvió de su gesta declarando no haber notado nada en particular. Sin embargo, el mismo día en que Peary conquistaba el Polo Norte, en la zona siberiana de Tunguska una devastadora e inexplicada aún hoy explosión arrasó más de 3000 kilómetros cuadrados de bosque con una potencia calculada posteriormente como la de una bomba atómica de 50 megatones. A pesar de ser vista a más de 1000 kilómetros de distancia, aún hoy no hay explicación de lo que allí había ocurrido pues no se encontró resto de meteorito, cráter ni objeto alguno que pudiera arrojar luz sobre el suceso. A pesar de todo esto, el gobierno de los EEUU declinó relacionarse con alguien de tan dudosa reputación para entonces como Tesla.

Gracias a los desarrollos de Tesla, en 1896 la central de las Cataratas del Niágara consiguió proveer
de electricidad a la ciudad de Búfalo, ubicada a 32 kilómetros.

Informacion de:
http://molet.osvaldobustos.com.ar/educativo/Fichas/ficha_guerra_ctes.pdf
http://hunnapuh.blogcindario.com/2005/09/00302-nikola-tesla-un-genio-maldito.html
http://increiblebleble.blogspot.com/2009/01/yo-no-estuve-all-nicola-tesla.html